LEGION DE MARIA

Wednesday, May 25, 2011

DEVOCIÓN A MARÍA, EL MES DE MAYO

CÁNTICO: «VENID Y VAMOS TODOS»
Venid y vamos todos con flores a porfía
con flores a María
que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes purísima doncella
más que la luna bella postrados a tus pies.
A ofrecerte venimos flores del bajo suelo
con cuánto amor y anhelo Señora Tú lo ves.
ORACIÓN PREPARATORIA

Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu patrocinio, implorado tu auxilio, o pedido tu socorro, haya sido abandonado de Ti. Animado por esta confianza, vengo a Ti, me refugio en Ti, yo pecador gimo delante de Ti. No quieras, ¡oh Madre del Verbo Eterno!, despreciar mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y haz lo que te suplico. Amén.

INVOCACIONES AL DULCE NOMBRE DE MARÍA
M adre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acuérdate de mí, miserable pecador. Avemaría.
A cueducto de las divinas gracias, concédeme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados. Avemaría.
R eina del cielo y de la tierra, sé mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Avemaría.
I nmaculada hija de Joaquín y Ana, alcánzame de tu santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación. Avemaría.
A bogada y refugio de los pecadores, asísteme en el trance de mi muerte y ábreme las puertas del cielo. Avemaría.
CÁNTICO: BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desoigas la oración de tus hijos necesitados y líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

FLORES PARA LA VIRGEN

¿Por quién hizo Dios las flores, si no las hizo por Ti?

Sugerencias de obsequios espirituales que se pueden ofrecer al Señor, por medio de la Virgen, para cada día del mes de mayo.

N. Recibe, Madre, las flores de nuestro amor y nuestra alegría.
R. Para que tu gozo sea cumplido.

1. Prontitud para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza.
2. Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
3. Examinar mi consagración a Cristo y a su Corazón.
4. Poner los medios para estar en gracia de Dios.
5. Estudiar cómo debo guardar la pureza de pensamiento y obras.
6. Procurar ser amable con los demás.
7. Reflexionar si cumplo lo que Dios quiere de mi.
8. Aceptar algo del Magisterio, o de la Religión, que me moleste.
9. Hablar de la Virgen.
10. Recordar algo que me desagrade de otros, y disculparlos.
11. Repetir mi juramento cristiano de lealtad a Cristo y al Papa.
12. Estar un rato comparando mi vida con la de María.
13. Desprenderme de algo en beneficio de otra persona.
14. Hacer con especial cuidado el examen de la noche.
15. Hacer con especial cuidado el ofrecimiento de obras.
16. Comulgar pidiendo fortaleza en las tentaciones.
17. Proponer hacer los cinco primeros sábados.
18. Recitar con devoción el Ángelus.
19. Visitar algún enfermo.
20. Rezar todos los días las tres Avemarías al levantarme y acostarme.
21. Dar un donativo para alguna necesidad.
22. Encomendar a la Virgen mis dificultades y aceptar su decisión.
23. Pedir al Ángel de la guarda remordimiento por mis pecados de omisión.
24. Ofrecer algunas mortificaciones por el fruto de mi apostolado.
25. Descubrir en qué tengo respeto humano, y vencerlo.
26. Ver si todas mis lecturas y espectáculos los aprobará la Virgen.
27. Meditar un rato en el valor de la castidad.
28. Revisar si en todas mis ocupaciones y diversiones imito a Cristo.
29. Pensar con alegría en el cielo, y prepararme para la muerte, quizá repentina.
30. Rezar el Rosario con devoción.
31. Quitar de mi algo que moleste a los demás.

V. Guarda en tu corazón las flores que te ofrecemos.
R. Para que ahora y siempre nuestro amor y nuestra alegría, nuestra castidad y nuestra esperanza, sean la prenda bendita de tu gozo y del nuestro.

ORACIÓN FINAL

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza; a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco desde este día alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!

Tomado de devocionaro.com

*A JESÚS POR MARÍA*

Sunday, May 08, 2011

El mes de María


Por: Por monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, Domingo, 08 de Mayo de 2011

Es bueno saber que diversos ritos celebran el mes mariano en meses diferentes, por ejemplo el rito bizantino lo celebra en agosto.

En la piedad popular está muy arraigado considerar mayo como el “mes de María”; sin embargo también tenemos otro mes “mariano”, que es octubre, por la fiesta de la Virgen del Rosario y que da lugar a llamarle “mes del rosario”.

Por otro lado, es bueno saber que diversos ritos celebran el mes mariano en meses diferentes, por ejemplo el rito bizantino lo celebra en agosto, en torno a la fiesta de la Asunción ; en cambio los coptos lo celebran en torno a la Navidad.

¿Qué ha llevado a definir mayo como nuestro mes mariano? Los orígenes vienen de hace siglos y de tradiciones profanas: Algunos países europeos desde hace siglos celebran fiestas florales en mayo, con la alegría de ver nuevamente la naturaleza vestida de flores, realizando fiestas propiciatorias en honor de “Flora Mater”, diosa de la vegetación, y coronando a una joven como reina de la primavera o esposa de mayo.

Tal vez el primero que asoció el mes de mayo con la Virgen María haya sido Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León (1221-1284), quien así lo menciona en una de sus “Cantigas”.

La abundancia de bienes que ofrece el mes de mayo motiva a invocar a María para recibir bendiciones materiales y espirituales.

San Felipe Neri, en Roma y ya en el siglo XVI, enseñaba a los jóvenes a invocar a María en el mes de mayo, adornando con flores sus imágenes, cantándole alabanzas y realizando en su honor actos de virtud y de mortificación.

Entre nosotros, hace algunas décadas eran muy festivas y fervorosas las celebraciones del mes de mayo a la virgen María; pero han estado muy marcadas por lo sentimental, lo cual sin ser necesariamente algo malo, es parcial, además de desvincularse del año litúrgico y, con ello, de su sentido cristológico.

Cuando el Papa Pablo VI, en “Marialis Cultus”, nos da bellas y profundas indicaciones para celebrar a la Virgen María , sin llegar a sugerir que se elimine la piedad popular en los meses “marianos” de mayo y octubre, nos invita a revalorar el espíritu mariano del Adviento.

Efectivamente, la Virgen María es la que más y mejor espera el Nacimiento de Cristo Jesús y a ella nos unimos con ese espíritu en dicho tiempo litúrgico.

Al celebrar a la Virgen María en el mes de mayo, vinculemos nuestra devoción a ella centrándonos en Cristo Jesús y con el gozo de la Pascua.

Los Evangelios -y los evangelistas- guardan un enorme silencio acerca de la Virgen María tras la muerte de Jesucristo.

No se la nombra en ninguna de las apariciones de Jesús resucitado. Sólo san Lucas la vuelve a mencionar en los Hechos de los Apóstoles, cuando dice que, tras la Ascensión de Jesús a los cielos, sus discípulos “solían reunirse de común acuerdo para orar en compañía de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de los hermanos de éste.

” (Hch 1, 14). Sin esta referencia de la Virgen María , habría sucedido algo muy semejante que con san José, quien desaparece silenciosamente en la vida de Jesús, tras la escena en que éste, a los doce años, se les pierde y lo encuentran a los tres días en medio de los doctores.

De modo que esa referencia valiosa que san Lucas hace de la Virgen María , primeramente indica que ella seguía viva y además que era una persona importante en medio de la comunidad de los discípulos de Jesús.

Esa sobria evocación de la Virgen María nos habla de que, si “avanzó... en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz” (Lumen Gentium 58), ahora aparece serenamente luminosa en medio de la comunidad cristiana, dando testimonio de Jesús como el Viviente.

La devoción a la Virgen María en el mes de mayo nos motiva a tener en cuenta de manera íntegra el Misterio Pascual de Cristo Jesús.

En efecto, celebrar la Pascua de resurrección de Cristo Jesús, no significa que él haya superado -eliminando- la experiencia dolorosa de la pasión y la crucifixión, sino que así tenía que suceder, como lo dice repetidas veces a los discípulos (cf.

Lucas 24, 26. 44). Por un lado la cruz no es el final de todo, pues nos lleva a la resurrección; por otro lado, la resurrección -Jesús vivo y con las marcas de la pasión y crucifixión en el costado, las manos y los pies- ha requerido pasar por la vivencia de la cruz.

De esta manera, la celebración de la Pascua es un gozo no fugaz ni explosivo, sino madurado por la cruz.

De este gozo -madurado por la cruz- y unidos a la Virgen María , necesitamos para alegrarnos en medio de las tribulaciones que no faltan en la vida diaria y en el contexto de nuestro país y del mundo entero.

Sunday, May 01, 2011

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA


Hoy con motivo de la beatificacion de Juan Pablo II en la fiesta de la Divina Misericordia, hemos querido dejar estas lineas sobre su santidad y su relaciòn con esta fiesta religiosa.

Fiesta instituida por Juan Pablo II.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».
Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».

Así, lo que era una devoción privada, muy extendida ya en muchas partes del mundo católico, pasó a ser Fiesta oficial de la Iglesia. El Papa dispuso que se conservaran los mismos textos tanto en el Misal Romano, como en la Liturgia de las Horas.

El texto evangélico de ese domingo (Jn. 20, 19-31) es elocuente en cuanto a la Misericordia Divina: narra la institución del Sacramento de la Confesión o del Perdón. Es el Sacramento de la Misericordia Divina.

¿En qué consiste, entonces, esta Fiesta de la Divina Misericordia? He aquí lo que dijo Jesús a Santa Faustina: “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi Misericordia. Derramo un mar de gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de mi Misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas” (Diario 699).

Es decir, quien arrepentido se confiese y comulgue el Domingo de la Divina Misericordia, podrá recibir el perdón de las culpas y de las penas de sus pecados, gracia que recibimos sólo en el Sacramento del Bautismo o con la indulgencia plenaria. O sea que si su arrepentimiento ha sido sincero y si cumple con las condiciones requeridas, el alma queda como recién bautizada, libre inclusive del reato de las penas del purgatorio que acarrean sus pecados aun perdonados.


.- Encíclica de Juan Pablo II sobre la Divina Misericordia.

La encíclica de Juan Pablo II “Dives in misericordia” fechada 30 de noviembre 1980 es un auténtico tratado sobre la Misericordia divina, « Dios rico en misericordia » que merece ser leido cuidadosamente, pensado, debatido, estudiado.

George Weigel dice en Testigo de Esperanza que Dives in misericordia es la encíclica mas profundamente teológica de Juan Pablo II y la que mas claramente expresa su formación, su experiencia y su comprensión de la paternidad.

La encíclica nos habla de la Revelación de la misericordia, nos explica conceptos, nos llama a la reflexion, nos recuerda las fuentes de inquietud del mundo contemporaneo, invitándonos a tener siempre presente al “Padre, que es Dios « rico en misericordia ».”

Juan Pablo II nos habla de la paternidad divina “revelada en Cristo, la verdad acerca de Dios como « Padre de la misericordia », nos permite « verlo » especialmente cercano al hombre, sobre todo cuando sufre, cuando está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y de su dignidad”, entrelazada con su paternidad pastoral, en sus preocupaciones por el hombre contemporaneo, “por el fondo de un gigantesco remordimiento constituido por el hecho de que, al lado de los hombres y de las sociedades bien acomodadas y saciadas, que viven en la abundancia, sujetas al consumismo y al disfrute, no faltan dentro de la misma familia humana individuos ni grupos sociales que sufren el hambre…..el estado de desigualdad entre hombres y pueblos no sólo perdura, sino que va en aumento…”

Nos habla del sufrimiento del Hijo y del sufrimiento del hombre, pero tambien de la comunión con el Padre por medio de ese sufrimiento santificado “la cruz colocada sobre el Calvario, donde Cristo tiene su último diálogo con el Padre, emerge del núcleo mismo de aquel amor, del que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, ha sido gratificado según el eterno designio divino”
Palabras casi profeticas pensando en sus sufrimientos y su santa entrega al Padre, en vísperas del Domingo de la Misericordia.

*A JESÚS POR MARÍA*