FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy con motivo de la beatificacion de Juan Pablo II en la fiesta de la Divina Misericordia, hemos querido dejar estas lineas sobre su santidad y su relaciòn con esta fiesta religiosa. Fiesta instituida por Juan Pablo II. La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia». Así, lo que era una devoción privada, muy extendida ya en muchas partes del mundo católico, pasó a ser Fiesta oficial de la Iglesia. El Papa dispuso que se conservaran los mismos textos tanto en el Misal Romano, como en la Liturgia de las Horas. El texto evangélico de ese domingo (Jn. 20, 19-31) es elocuente en cuanto a la Misericordia Divina: narra la institución del Sacramento de la Confesión o del Perdón. Es el Sacramento de la Misericordia Divina. ¿En qué consiste, entonces, esta Fiesta de la Divina Misericordia? He aquí lo que dijo Jesús a Santa Faustina: “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi Misericordia. Derramo un mar de gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de mi Misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas” (Diario 699). Es decir, quien arrepentido se confiese y comulgue el Domingo de la Divina Misericordia, podrá recibir el perdón de las culpas y de las penas de sus pecados, gracia que recibimos sólo en el Sacramento del Bautismo o con la indulgencia plenaria. O sea que si su arrepentimiento ha sido sincero y si cumple con las condiciones requeridas, el alma queda como recién bautizada, libre inclusive del reato de las penas del purgatorio que acarrean sus pecados aun perdonados. La encíclica de Juan Pablo II “Dives in misericordia” fechada 30 de noviembre 1980 es un auténtico tratado sobre la Misericordia divina, « Dios rico en misericordia » que merece ser leido cuidadosamente, pensado, debatido, estudiado. George Weigel dice en Testigo de Esperanza que Dives in misericordia es la encíclica mas profundamente teológica de Juan Pablo II y la que mas claramente expresa su formación, su experiencia y su comprensión de la paternidad. La encíclica nos habla de la Revelación de la misericordia, nos explica conceptos, nos llama a la reflexion, nos recuerda las fuentes de inquietud del mundo contemporaneo, invitándonos a tener siempre presente al “Padre, que es Dios « rico en misericordia ».” Juan Pablo II nos habla de la paternidad divina “revelada en Cristo, la verdad acerca de Dios como « Padre de la misericordia », nos permite « verlo » especialmente cercano al hombre, sobre todo cuando sufre, cuando está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y de su dignidad”, entrelazada con su paternidad pastoral, en sus preocupaciones por el hombre contemporaneo, “por el fondo de un gigantesco remordimiento constituido por el hecho de que, al lado de los hombres y de las sociedades bien acomodadas y saciadas, que viven en la abundancia, sujetas al consumismo y al disfrute, no faltan dentro de la misma familia humana individuos ni grupos sociales que sufren el hambre…..el estado de desigualdad entre hombres y pueblos no sólo perdura, sino que va en aumento…” Nos habla del sufrimiento del Hijo y del sufrimiento del hombre, pero tambien de la comunión con el Padre por medio de ese sufrimiento santificado “la cruz colocada sobre el Calvario, donde Cristo tiene su último diálogo con el Padre, emerge del núcleo mismo de aquel amor, del que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, ha sido gratificado según el eterno designio divino” *A JESÚS POR MARÍA* |
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