LEGION DE MARIA

Sunday, July 17, 2011

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN I: EL CARMELO, LOS CARMELITAS Y LA SANTÍSIMA VIRGEN


Al hablar de la Virgen del Carmen, la Virgen del Monte Carmelo, viene a nuestra mente la Virgen del Escapulario, la Madre de los carmelitas y de tantos hijos que la honran.

Dicen que los lugares son los ojos de la historia. El Monte Carmelo, en Palestina, donde nació la Orden del Carmen y la devoción a la Virgen, es uno de tantos ojos que la historia, la leyenda, la vida misma nos ha dejado para que podamos acercarnos a descubrir al Dios que habla más allá del tiempo y del espacio.

El Monte Carmelo es un lugar encantador. Enclavado entre el azul del mar y el verde de la montaña y la llanura, la riqueza de su flora y el buen clima hacen de este lugar uno de los más hermosos de Tierra Santa. El lugar está formado por una cadena de montañas de naturaleza calcárea arcillosa. Tiene de seis a ocho kilómetros de ancho, y se despliega en colinas onduladas surcadas por numerosas quebradas. En el Monte Carmelo hay dos lugares de especial devoción y presencia carmelitana: A-Muhraqa, el Sacrificio de Elías, y Stella Maris, donde se encuentra el monasterio y la iglesia de la Virgen.

Es el lugar santo donde Elías derrotó la idolatría, es cantera de santos, montaña sagrada, la más sagrada de todas. El Carmelo es de María, en él ella es patrona y “señora del lugar”, “ella tiene la belleza del Carmelo” (Is 35, 2).

Ya en el siglo XIII los Carmelitas moraban en el Monte Carmelo. El 30 de enero de 1627, los Carmelitas Descalzos recibieron la autorización pontificia para fundar de nuevo y desde entonces se preocuparon por impulsar el culto a María. En 1633 Próspero del Espíritu Santo erigió un altar y colocó un cuadro de María y junto a él una lamparita, que ardía noche y día y quería simbolizar el amor del Carmelo a la Virgen.

El Carmelo encierra para los carmelitas varios símbolos o significados: cultivo de la virginidad, una vid “recortada”, un prado “segado”, un árbol “podado”. Para San Juan de la Cruz sintetizará toda la trayectoria espiritual: dura subida al monte.

P. Eusebio Gómez, OCD

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